
A pesar de lo que indicaría su apodo, MARX no es un groncho per se. Su viejo tenía un próspero negocio de sanitarios en el barrio de Floresta, y cuando le empezó a ir bien, se mudo al periférico y ascendente barrio de Devoto. Allí Groncho se ganó su apodo, debido a su aspecto desalineado, sus pesimos modales y su tez oscura. También se inició en el arte de la grasada, influenciado por su círculo devotense, rebosante de guita y carente de gusto.
A esta altura, Groncho salía de la adolescencia mientras el negocio familiar crecía exponencialmente. Pero Groncho no se veía como su viejo Tito, que llevaba 30 años vendiendo inodoros a diestra y siniestra, juntando mango sobre mango. A Groncho le gustaba la plata fácil, le intrigaban sus amigotes que de un día para otro pasaban del Renault 12 a una bemba 0km sin escalas. Su ídolo del cine era el personaje de Al Pacino en Scarface, Tony Montana, aunque no le daba para traficar frula. A los 20 años nuestro héroe era lo que se dice un aprendiz de chanta.
Arranco su vida laboral como che pibe en una cuevita del Once, donde aprendió el arte de hacer guita con la guita ajena, dejando a mucha gente culo para arriba. Cambiar cheques, prestar guita, presionar morosos, todo esto se volvió parte de la rutina de Groncho. En el camino hizo bastante guita, lo que le hizo sentir esa inigualable sensación de creerse más vivo que el resto. Groncho era un winner y lo demostraba: cadenita de oro, arito con brillantes, camisas de seda o de hilo blanco, un bronceado tipo Marianito Closs adquirido en Silver Solarium, músculos moldeados por el gym y pelo por los hombros retocado cada 15 días en lo de Cuggini. Por esa época andaba en un Civic colorado, con vidrios polaras, tuneado, llanteado, y con un equipo de música que le comía todo el baúl. Era todo un Sex Symbol.
Fue por esa época que conoció a Grace. Grace era el diminutivo de Graciela Roxana Sanchez, una chica de Ramos Mejía que por esos años era habitue de Sunset. Fue ahí que lo conoció a Groncho, que en esa época estaba en su pico, con ése aura triunfal que tienen los elegidos. Era común verlo en el VIP, dinamitando billetes en champagne, habanos y polvo blanco. Grace se vio deslumbrada por esta suerte de mono con navaja y decidió que sería suyo a como dé lugar. No hizo falta mucho esfuerzo: al primer meneo con una mini blanca que dejaba traslucir el clásico “culo cometrapo”, Groncho mordió anzuelo, línea y caña.
Fue así como empezaron a salir. Al mes Groncho ya la presentaba como “su novia”. Por supuesto que había otras minas y Grace lo sabía, pero calmaba sus celos con un reventón de shopping por semana, cortesía de la extensión de tarjeta que nuestro héroe no tardo en concederle. A los 6 meses de noviazgo, Grace se había hecho las gomas y los labios, y 2 meses después anunciaron casamiento. El enlace se realizo en el Hyatt (Hoy Four Seasons) con ambos cónyuges vestidos íntegramente de blanco. La fiesta fue a todo trapo, toco el Grupo Green, hubo Champagne Francés, chupi y morfi de primera. Groncho derramo litros de sudor en la pista y llego a su noche de bodas inconsciente del pedo, depositado en su cama por dos de sus amigotes.
Al principio fue un matrimonio feliz, a Groncho le iba muy bien, había puesto una financiera con un socio y la levantaban en pala descontando cheques. Grace al toque quedó embarazada y fue así que Groncho tuvo su primer heredero: Jonathan Christian Marx. Después vinieron Jessica Roxana y Claudio Paul, nombrado en honor al Pajaro Caniggia, ídolo de juventud de Groncho. Los nenes eran divinos: siempre con el pelo largo, y vestidos como cantantes de rap en miniatura: con mucho oro, ropa de marca y zapatillas caras. Estaban todo el tiempo gritando, peleándose y pidiendo que les compren algo: eran más malcríados que los hijos de Michael Jackson.
Hasta aquí contamos la parte linda de la vida de Groncho. Ahora viene lo otro. Por esta época (fines del menemismo) nuestro protagonista estaba pasado de rosca: tenía varias amantes (2 fijas y muchas de ocasión) se drogaba bastante y le gustaba ir al casino seguido. A eso se sumaban los gustos de Grace (que eran muchos), la casa, la quinta en Moreno, la casa de Veraneo en Gesell y los 4 autos. En resumen, un tren de vida complicado de bancar. Fue así que Groncho empezó a arriesgar de más con sus negocios y, aunque al principio le fue bien, al final sus excesos le terminaron pasando factura. Es la Ley de Gravedad: mientras más alto subís, más fuerte es la caída.
Fue así que empezó a saltearse las cuotas del colegio de los nenes. Causaba irritación entre los otros padres ver a Grace buscar a los chicos con una Cherokee 0 km, cuando todos sabían que debía 6 meses de cuota. Después dejo de garpar la patente de sus autos, los impuestos de la casa de Gesell y así sucesivamente. De golpe Groncho aparecía eufórico con fajos de guita y tapaba algunos muertos, pero el declive era más que evidente.
La bola de nieve se siguió agrandando hasta Diciembre de 2001: fue allí que Groucho voló por el aire junto con el país. El corralito, corralón y 3 a 1 , significaron la debacle total de nuestro héroe. Quedo literalmente en pelotas. En 6 meses no le quedaban ni casa, ni autos, ni oros, ni Grace, que se llevó a los chicos y se fue a vivir con su personal trainer, que hacía rato le daba matraca. Nuestro entrañable grasa entró en un pozo depresivo que parecía no tener fondo.
Al final salió, con la ayuda de los libros de Paulo Coelho y los consejos que le daba Jorge Bucay desde su programa “El buscador”. Groncho decidió volver a las fuentes: volvió a vivir con sus viejos, en parte por convicción, pero más que nada porque no le quedaba otra. Es así que hoy lo podemos ver laburando en el negocio familiar, aconsejando señoras mayores acerca de cuál es la mejor tapa para su inodoro o cual es la presión ideal para el chorro del bidet.
Poco quedó de nuestro potentado galán de melenas al viento. Muchos me dirán que no tienen nada en común con nuestro héroe, pero si comparábamos la vida de Groncho con la suerte de nuestro país, podemos decir que la ARGENTINA ES GRASA HASTA LA MÉDULA.
1 comentario:
Grande but y que vivan los gronchos que, al menos a mi, me sacan una sonrrisa entre tantas que me quitan!
pipe
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